2.07 - Lección: Lee el mito 2
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Español 30
El mito de Cuando el rÃo suena

Cuentan que hace mucho tiempo hubo una asamblea para decidir cómo deberÃa ser el rÃo. Cada quien explicó cómo lo querÃa.
-Para mÃ, tendrÃa que ser rápido y frÃo -dijo la trucha. Sólo asà puedo vivir a gusto.
-Para mÃ, tendrÃa que ser rápido y frÃo -dijo la trucha. Sólo asà puedo vivir a gusto.

¿Cómo lo haremos? -dijo la carpa. Pues yo necesito que sea lento para poder depositar mis huevecillos sobre
las plantas que viven en agua tibia. -No se preocupen -dijo el pato- el rÃo es muy largo y en su camino hacia el mar podemos hacer que corra más rápido en algunos lugares y
lento en otros. Además, yo necesito que tenga pozas donde pueda bucear, porque me alimento de plantas y
semillas que están en el fondo.



La tortuga levantó lentamente uno de sus párpados y le contestó: -A ti, ¿cómo te gustarÃa que fuera
el rÃo? Porque yo necesito que haya peces con qué alimentarme.

La libélula, puliéndose las alas replicó: -Hagan lo que quieran con el rÃo, pues aunque yo tomo
oxÃgeno del agua, puedo hacerlo al vuelo aun en las corrientes más fuertes. Yo no me mojo ni me hundo, además, soy de los insectos más veloces del mundo.


El mapache dijo: -Como yo soy el más viejo y conocedor y vivo comiendo pescados para mantener quieto mi
estómago, les daré un consejo: un rÃo debe tener curvas y remolinos, correr lentamente por algunos lugares y velozmente por otros; ser profundo a veces y otras no tanto. Su fondo debe ser variado, con rocas, con arena y hasta con lodo. Sus aguas deben entibiarse en los remansos.

AsÃ, el rÃo que imaginaron serÃa tan variado a lo largo de su camino que cada animal podrÃa encontrar lo que necesitaba para vivir. La sabia naturaleza se lo concedió.